Desafío Doñana, desde dentro

Fernando Carmona
Lunes, 6 Mayo, 2019 - 09:18

Hola chicos, tras un largo descanso, aquí estoy de nuevo. Este fin de semana se ha celebrado la sexta edición del Desafío Doñana, con inicio en Sanlúcar de Barrameda y final en el Parque Nacional de Doñana. 

Existen dos modalidades, la prueba individual que comprende 90km de bicicleta, 1km a nado contracorriente y 30km sobre una playa virgen. Por otro lado, nos encontramos con la modalidad de relevos que incluye dos kilómetros más al sector de nado, formando un precioso 90km-3km-30km, en esta fue en la que participamos.
 
A las nueve de la mañana daba lugar la salida del sector de ciclismo, ahí estaba nuestro compañero Juliánque tras dos horas y veinte minutos entregaba el chip a nuestra compañera Bego, la encargada de cruzar la desembocadura del río Guadalquivir en tres ocasiones, luchando contra las fuertes corrientes que allí se producen. 

 

Poco antes de que los nadadores salieran, un inoportuno barco se situó justo en medio del sector a cubrir, lo que perjudicó de manera significativa a todos los participantes, desviándolos más aún de su destino.
 
En menos de una hora, Bego me concedería el honor de acabar lo que Julián empezó. Nunca antes había tenido la oportunidad de competir en una distancia superior a media maratón, y nunca había corrido por la playa. Era un novatillo total.
 
Con los nervios y sabiendo que íbamos quintos, pequé y salí más rápido de lo habitual. Notaba ciertas molestias estomacales pero rápidamente me puse a cantar (mentalmente) y a desviar la atención de mi estómago. Pasando el primer diez mil a 4:11/km ya intuía que lo iba a pasar mal, sobre todo porque el pulso que llevaba estaba ya en torno a las 174ppm. En el kilómetro quince me pilla un compañero de entrenamiento, intento ir con él, y empezamos a marcar los kilómetros demasiado rápidos, echo un vistazo al reloj y veo 182ppm, tocaba aflojar. Paso la media maratón a un ritmo de 4:13/km, ya sé que lo que me queda va a ser un verdadero infierno. Ligeramente miraba hacia atrás con el paso de los metros, sabía que había un relevo muy fuerte y que tarde o temprano me pillaría, empiezo a hundirme, el relevista que a posteriori sería tercero me pilla en el kilómetro veinticuatro. Psicológicamente tocado llego a los últimos cinco kilómetros. Mentalmente pensaba ¡Venga, Julián y Bego están allí esperándote! ¡No me puedo venir abajo!, cantaba e imaginaba un tiempo irreal. Estos fueron los peores de mi vida, me paré en los dos últimos avituallamientos, me relajé, bebí agua e isotónica, intenté coger ritmo pero nada, todos se me iban por encima de 5:00/km. El calor y la soledad fueron brutales. Con el único objetivo de acabar, me encuentro en el kilómetro veintisiete con un relevista que había salido veinte minutos antes que nosotros. No me lo podía creer, me iba a tocar apretar y sufrir, más aún. Aprieto y lo pillo, veo que va mucho peor que yo, pero aún así no me fío, tiro en solitario y llego al último avituallamiento, no sé si pararme o no, finalmente me paro, hacía un calor de mil demonios y estaba muerto, el voluntario me da ánimos y esos dos últimos kilómetros los acabo a duras penas. Veo a Bego y a Julián, me cuesta la vida llegar hasta ellos, me agarran de las manos y tiramos pa' lante, ellos van mucho más rápidos que yo y entro, literalmente, muerto, como un cadaver. Tras un buen rato sin poder levantar la cabeza, nos hacen la foto de rigor y nos vamos a las carpas a comer algo. Me pasé unos veinte minutos sentado, inmóvil.

Finalmente, logramos quedar quintos a tan solo ocho minutitos de los terceros. Estuvo cerca, quizás demasiado, lo que causo que las sensaciones postcarrera no fueran demasiado buenas. Ahora pienso en todo lo que he pasado para llegar hasta aquí, a que hace escasos dos meses creía que no lo lograría, que no llegaría, que la fascitis plantar me ganaría la batalla, pero luché, quería competir junto a mi equipo, no podía dejarlos solos, y sinceramente, creo que es un buen resultado, eso sí, tengo una pequeña deuda pendiente con esos treinta kilómetros. Volveré más fuerte y me los comeré.

El Desafío Doñana te hace más fuerte, no solo físicamente, también psicológicamente. Te hace mejor compañero y mejor amigo.

 

LO MEJOR Y LO PEOR

 

LO MEJOR

- El ambiente.

- El paisaje, increíble, hay que verlo.

LO PEOR

- El sector de natación.

- La cola de una hora que tuvimos que esperar para recoger el dorsal.

- Los mosquitos, si vais, id preparados.

Por último, quiero felicitar a todos aquellos que han tenido el valor de enfrentarse al Desafío completo, son sencillamente increíbles, son pequeños héroes deportivos. Nosotros participamos en uno de los sectors, enhorabuena chicos, esto es muy duro.
 

Para acabar chicos, quiero contaros una pequeña anécdota, recién terminada la prueba y sentado en 'mi' silla, le digo a Julián, esto no lo hago más y unos veinte minutos después, antes de subir al barco que nos llevaba de vuelta, ya había cambiado de opinión.

"Seguir cuando ya no puedes más es lo que te hace diferente a los demás..." (Rocky Balboa)

 

Fuente: http://sopaparacorrer.blogspot.com.es/2015/09/desafio-donana-desde-dentro.html